jueves, 14 de diciembre de 2017

PARA SIEMPRE




En el edificio hay lamentablemente, varios pacientes oncológicos una de las vecinas se acercó un par de días después de que ella falleciera para dar el pésame, la estaba atendiendo Héctor (Alejandro) pero algo me llamo a acercarme a la puerta y unirme a la conversación, el cáncer de la vecina era en la garganta, unos nódulos una cosa, lo cierto es que la vecina convulsionaba cada vez que le ponían la quimioterapia, en una parte de la conversa le pregunte si no le habían recetado anticonvulsivos y me dijo que si pero que no los conseguía, que se estaba tomando unos vencidos, nos miramos Héctor (Alejandro) y yo con el mismo nudo en la garganta, y me fui a buscarle los que habían quedado del tratamiento, seguimos hablando y resulto que la vecina era diabética y usaba también otra de las pastillas que ella usaba, pero eso no fue lo fulminante, lo arrecho fue cuando ella dijo que le habían mandado una ampollas que no conseguía, yo decía Dios mío si no es ella quien la mando entonces quien, en efecto estábamos hablando de la dexametasona, me temblaron las piernas, que es esto, eran todas las medicinas que ella usaba, este tipo de cosas no ocurren todos los días, se fue la vecina con las medicinas y nos quedamos con el corazón apretado, desde donde fuera seguiría compartiendo como en vida, bondadosa para siempre.


Luego vinieron los recuerdos, las palabras, la navidad, una navidad difícil y atípica, puse los adornos con el corazón roto, llorando, pero entendiendo que esa sería su voluntad, que continuáramos con la vida, con alegría, es difícil pensar en tantas cosas que ahora enfrentare sola.


 Recuerdo cierta vez antes de irse conversábamos en su cuarto a petición de Flory (Floryzeth) porque  ella tenía miedo,  juraba que yo me iría, me toco sacarla de su angustia con unas palabras que hasta hoy recuerdo, le dije que había tres cosas importantes de separar, una cosa era la variación entre la relación de Héctor (Alejandro) y yo, quienes nos habíamos convertido en hermanos, otra era nuestra relación como familia que no dejaríamos de ser nunca, y otra la nuestra como amigas, le dije tomándole la mano las amigas están juntas hasta el final, y aquí no hay final todavía, se calmó un poco y volvió al tema de costumbre, "que vamos a hacer con esas sillas del comedor, coño, ese rancho como lo vamos a resolver" las habíamos mandado a arreglar y tras meses del carpintero con ellas nos las devolvió peor de como las entregamos, ella estaba arrechisima, pero no decía nada porque la idea de dejárselas a ese carpintero en especial había sido de ella, ciertamente aún está en deuda las sillas el coño esas.


Teníamos en casa la silla, la cama clínica, cosas que ya no encajaban en nuestra cotidianidad, le pedía muchísimo a Dios que nos ayudara a  buscar una manera de hacer que llegaran a buenas manos, no era salir de ellas por salir de ellas, era que salieran de la casa para ayudar a más personas justo como a ella le fuese gustado, porque de carácter arrecho si era, pero buena gente también, entonces me escribió Julia para saber si le podía prestar la silla a alguien, por supuesto le dije que sí, el día en que se la llevaron me dolió en el corazón, ya teníamos  tantas historias, era seguirla despidiendo, hasta le dije antes de entregarla, te portas bien oíste, anda y sigue tu camino; unas cuantas lágrimas y la entregue.


En resumen que el amor si es verdadero es para siempre e infinito pase lo que pase, todo estará bien como te lo prometimos, ve en paz y luz.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

EL FIN 2



El segundo día de la funeraria no fue muy diferente al primero, muchas visitas, mucha gente que la quería, familia, sus compañeros de trabajo y amigos, ya después de ese día era esperar el lunes para la cremación, pero además  faltaba algo, faltaba un deseo por cumplir, la playa, finalmente iríamos a la playa con ella de alguna forma, sus hijos estuvieron de acuerdo en dejarla libre, en cumplir su voluntad; Julia se encargaría de los detalles.

El lunes junto con algunos amigos cercanos de ella y la familia fuimos a la cremación, en algún momento llegue a pensar si de verdad ella estaría de acuerdo con todo aquello (cremarla), de repente en medio del silencio y mientras esperábamos que se la llevaran llego una muchacha, se bajó de un carro y por alguna razón le miré los zapatos, unos zapatos idénticos a sus zapatos favoritos (un modelo de zapato raro), no había duda ella estaba allí, estaba de acuerdo, Flory (Floryzeth), Julia y yo notamos el detalle de los zapatos, nos miramos unas a otras y sonreímos.

Se la llevaron, otro difícil momento, nos despedimos brevemente y la ingresaron a la cremación, esperábamos entre anécdotas y lágrimas de vez en cuando, era increíble estar allí, con ella, por ella, tan rápido, cuando semanas atrás hacíamos planes, quería rendirme, pero ella había luchado tanto que no podía hacerle eso, si algo había aprendido de esto era a luchar, a no rendirme, nos entregaron una cajita marrón, parecía casi imposible que fuera ella, llegamos y Flory (Floryzeth) y Héctor (Alejandro) fueron a una diligencia fuera de Maracay y al ellos regresar fuimos todos a comer, al entrar al lugar donde fuimos a comer lo primero que vimos fue unos girasoles enormes al final del salón, había códigos que quedarían para siempre como forma silenciosa de su presencia, ese era uno.

Comimos, la recordamos con anécdotas, se escaparon algunas otras lágrimas y volvimos a la casa, el martes seria la despedida final, casi la escuchaba  diciendo "Coño y entonces, hasta cuando me despiden, que ganas de sufrir coño" o quizás diría "estos Ñocoñoemadres como que si me querían" fuera como fuera, allí estábamos haciendo los arreglos finales para el gran día.

Nuevamente las explicaciones, Simón me pregunto que había en la caja misteriosa, ya él me había preguntado en la funeraria algo que me decía que mi hijo tenía una capacidad para entender procesos difíciles increíble, en la funeraria me pregunto " Mamá, ¿cómo va a llevarse Dios a mi abuela al cielo?" le explique lo filosófico/teológico, sin embargo, él esperaba la explicación física, al quedarme sin argumentos me dijo " yo lo que quiero es saber que va a pasar con el cuerpo de mi abuela mamá" preguntas difíciles en mi vida y esa, que podía decirle, bueno hijo, Dios hará todo lo que deba para llevarla al cielo, no te preocupes por eso, no me veía explicándole a un niño de siete años que además era mi hijo y nieto de la persona en cuestión, que a su abuela la incinerarían en un horno enorme y nos darían las cenizas en una cajita, definitivamente ese detalle no ocurriría.

Me quedaba todavía la pregunta del día, frente a todos Simón me pregunto "Mamá ¿que hay en esa caja?", coño, pero porque me tocaba siempre a mi responder las preguntas más difíciles, le dije que eran cosas para recordar a la abuela, Flory (Floryzeth) y Héctor Enrique me ayudaron y ampliaron la explicación.

Amaneció y agarramos camino, llegamos a la playa, Ocumare por su puesto, esperamos, hablamos, nos reímos, lloramos, y embarcamos una lancha que nos llevó a mar abierto, y allí fue libre para siempre, la playa, como ella quería, toda para ella, terminamos, cantaron algunas canciones, y volvimos para ir a la playa con los niños para terminar el proceso en alegría lo más que se pudiera, la playa estaba sola, era un asunto familiar, de alguna manera su profecía se había cumplido, no era precisamente caminar sobre la arena pero era cercano, al final de la tarde volvimos, llegar no fue sencillo, las ausencias son lo más difícil, más difícil que la perdida en sí, no deje de pensar que en algún momento la vería en la cocina o llegando del trabajo y saludándome " señora que hace, como le fue" pero así es este negocio del querer uno no se acostumbra a perder.

Vinieron más días, recuerdos, anécdotas y vendrán muchas más, porque el amor puede hacer que alguien sea eterno en el recuerdo, comencé a relatar todo esto para dejar testimonio para mis hijos de la fuerza y valentía de quien no perdió ninguna batalla, de quien ganó la vida eterna y nunca, nunca, nunca se rindió, solo queda la alegría de los recuerdos, seguir y batallar en su nombre y memoria, y como homenaje a ese amor enorme que nos quedo a quienes le sobrevivimos.

jueves, 7 de diciembre de 2017

EL FIN 1





Era viernes ese día como los anteriores llegaba Gabriela (la enfermera) tempranito, desayunaban y la "atendían", ya para cuando llegaba Gabriela yo estaba lista para irme a trabajar, ya ella tenía instalada la cama clínica en su cuarto, conseguida gracias a las gestiones en las que nos ayudó María (mamá de Pierrot, amiguita de la escuela y el edificio de Simón), pase y la vi "dormida" no la quise despertar, llevamos a los niños a la escuela y al volver aun seguía dormida, entramos a despertarla, vimos que estaba un lado del vestido sucio, había vomitado y posiblemente convulsionado, en seguida Flory (Floryzeth) se afectó pensando que había sido en la noche, por dejarla durmiendo "sola" (con la cama clínica no había chance de acompañarla a dormir), pero ella continuo vomitando, era reciente, la auxiliamos, y desde allí vomitaría en intervalo de cada diez minutos unas cuatro veces más, asumíamos que por el nuevo medicamento (lamodal + pregabalina) las convulsiones eran más suaves, enseguida la limpiamos y cambiamos de ropa, bueno, en realidad la dejamos solo arropada, le mediamos la tensión y la temperatura cada treinta minutos, estábamos Flory (Floryzeth), Héctor (Alejandro), Gabriela (la enfermera) y yo, la temperatura le subía de un momento a otro, y la tensión dejo de tener medición a partir de las tres de la tarde aproximadamente, pensamos en todo el procedimiento que debíamos asumir, había que ponerle un diurético endovenoso (furosemida) para ayudarla porque se estaba inflamando (reteniendo líquidos) y luego un suero para mantenerla hidratada, por lo de los vómitos, además de conseguir una bombona de oxígeno, no reaccionaba, ocasionalmente abría los ojos cuando la llamaban por su nombre eso como hasta las cuatro de la tarde, Héctor (Alejandro) se movió y consiguió la bombona, le suministrábamos el oxígeno cuando le veíamos mucha dificultad al respirar, sin embargo se terminó rapidísimo.



Nuevamente me tocaba hacer algo que no estaba acostumbrada a hacer, le pedí a María (mamá de Pierrot), que buscara a Simón en la escuela y lo llevara a su casa, porque la abuela estaba muy malita y no quería que él la viera así, gracias a Dios ella pudo, estaban tres pisos más arriba pero al menos él no estaba viendo la angustia y la situación, ya al final de la tarde buscamos a Simón y a Rafael (con horario regular hasta las 5pm), nunca dejaba a Rafa en el horario completo, pero ese día lo necesitábamos, la situación era complicada, sin embargo, la esperanza luchaba dentro de nosotros, batallaba; ese día en la tarde llegó Julia, con Amarylis y Heber, ella siempre, ella hasta el final, la amistad verdadera pues.


Al final de la tarde llamamos a un amigo médico, Mariano, para que nos diera luces y su opinión, llegó como a las siete de la noche o un poco más, la reviso, revisó el caso, converso con nosotros y nos dio unas indicaciones, ya teníamos mínimamente un plan, nos dividimos su vigilancia en guardias, hasta las dos de la mañana era la guardia de Héctor (Alejandro), de dos a cinco la guardia de Flory (Floryzeth), y la mía de cinco en adelante, nos fuimos a "descansar" esperando cada uno su turno, mi guardia no llegó, a las cuatro y veinte, cuatro y media me fue a despertar Héctor (Alejandro), estaba cerca la hora, yo dormida pensé que era mi turno, le vi la cara y entendí lo que decía, me levante volando y corrimos al cuarto, y allí los tres le dimos la despedida, la dejamos volar, prometiéndole que estaríamos bien entre lágrimas y oraciones, pidiéndole que se fuera en paz, serían las cinco y un poco más cuando finalmente se fue, se quedó dormida para siempre, gracias a Dios no la vimos sufrir, no fue como en las películas, ella se había apagado como una velita de cumpleaños.


Era una sensación tan difícil de describir, una honda tristeza combinada de una sensación de paz porque al menos el dolor había terminado, solo quien lo vive comprende, solo quien lo ha pasado puede entender todo el proceso y la despedida; yo rogaba por que no se despertaran los niños, Simón se despertó como a las ocho y media, y le tuve que explicar, una vez más portadora de noticias difíciles, enseguida empezó a llorar, que momento, que fuerte, que dolor, su respuesta me dejo aún más impresionada, entre llanto me pidió ver a su abuela, "mamá déjame verla, me quiero despedir de ella, solo por última vez", lo abrace y lloramos unos minutos juntos, le pedimos esperar a su papá, Héctor (Alejandro) que estaba en los tramites de la funeraria y el registro civil, él se calmó un poco, y cuando finalmente llego su papá, fue inevitable cumplir su petición, entramos primero Flory (Floryzeth) y yo a parapetearla, para que el niño pudiera verla, luego entramos con él y una tarjeta que él le había hecho le pidió la bendición, le lanzo un beso y le dijo que siempre la recordaría y la iba a querer, uno de los momentos más difíciles en mi vida, lo confieso; Salimos y él se fue a acostar en la cama (original ) de su abuela, que estaba en la sala, su tía Flory (Floryzeth) se recostó un rato con él, mi muchachito estaba muy mal.


Nos tocó distraer a los niños cuando llegó la funeraria, antes de eso ya Flory (Floryzeth) y yo habíamos buscado la ropa para vestirla, aunque la vestirían ellos en la funeraria, el vestido, aquel que siempre le decíamos que en otro momento, este era su momento, hablábamos con ella como si aún estaba con vida, le explicábamos que se le llevarían y que la vestirían unos extraños, que la dejarían bella, arreglamos todo y vinieron por ella, ya para ese entonces habían venido un par de vecinas, Gabriela (la enfermera), María (la mamá de Pierrot) y otras más, se despidieron de ella y dieron el pésame a la familia, también estaban mis compadritos, Darwin y Yaireth, habia tanto por agradecerles, en las horas difíciles siempre estuvieron con nosotros llenándonos de fuerza.


Cuando ya estábamos terminando de alistarnos para salir a la funeraria Simón me tomo de la mano, "mamá yo quiero ir (con lágrimas en los ojos) esa es mi abuela mami, ya no la voy a ver más", yo fuese querido evitarlo, pero él tenia razón esa era su abuela, su amor, como negarle ese momento, tuve que llevarme a los dos niños a la funeraria, estaba Carla (mi hermana) que nos estaba acompañando y apoyando con los niños, entonces fue un poco más sencillo; llegamos temprano, ya estaban su mamá (la abuela Olga) y Evelyn (su sobrina), no habían llegado las flores, Simón escucho una conversa del tema de las flores y me dijo, "mamá vamos a buscar unas flores para mi abuela", salimos cerca y no había nada, llegamos y nos llevaron a un lugar donde conseguimos que nos prepararan un ramito bonito, él estaba contento, no era la primera vez que le regalaba flores a su abuela, gracias a Dios ese amor se vivió y se expresó siempre a todo lo que daba, ellos compartieron mucho y esos recuerdos quedaran para siempre.


Al llegar él puso las flores sobre el féretro, le dijo algo en voz baja y le lanzo un besito, era difícil, casi nos turnábamos para llorar, de alguna forma Dios y el momento de la clínica nos habían ayudado a entender que tarde o temprano nos encontraríamos en esta situación, fueron todos sus familiares, primos, tíos, sus amigos y los nuestros, el resto fue la rutina de una funeraria, las palabras del pastor que nos acompañó durante el proceso, los vecinos, el dolor y el proceso; a ella en vida no le gustaba la idea de los velorios largos, es más, no le gustaba la idea del velorio, decía que eso ponía a sufrir más a la familia, sin embargo tuvimos que desobedecerle un poquito, Héctor Enrique no había podido llegar de Maturín, el velorio duraría dos días.


Estábamos en paz, por ella se dio el todo por el todo, no le faltó atención, compañía, cariño, eso en medio del dolor profundo nos generaba tranquilidad, quien vive este tipo de situaciones comprende que el consuelo es ese, el del descanso eterno y el de haber dado todo lo posible por reconfortar.



miércoles, 6 de diciembre de 2017

DESPEDIDAS 2



Había una constante en los días finales, el dolor, siempre sentía dolor de estómago, casi como si lo fuésemos acordado, guardábamos silencio y le atendíamos el malestar, ya no llamábamos al doc, resolvíamos con  buscapina, antiácidos, y protección del omeprazol  a primera hora, ella un día me dijo "fíjate bien, yo aquí pensando, con mi mente que solo sabe parir cáncer, no será que yo..." no la dejamos terminar, entre Flory y yo (Floryzeth) la convencimos que su malestar eran todas las medicinas y un agua de limón que venía tomando todos los días a petición propia, no fue fácil, ella presentía que algo no estaba bien, tuvo algunos episodios de vómitos, entonces ya sabíamos que la "cosa" seguramente estaba tomando terreno.

Sin embargo también hubo días muy alegres dentro de todo el contexto, uno en especial al salir de una de las "crisis" (convulsión) se despertó animada y jodedora (como era antes de todo esto) el tema del momento era mamar o no mamar, ella cuando alguien le desbordaba la paciencia lo mandaba a "mamarguevo", entonces el tema de ese día era preguntarle a quien llegara verla si le gustaba mamar o no, a la pobre Flory (Floryzeth) le hizo una de las de ella mandándole a preguntar a unas vecinas que habían llegado sobre el tema en cuestión " pregúntales, pregúntales" decía entre risas picaras, Flory (Floryzeth) paso de blanco hoja de papel a rojo tomate, y las carcajadas eran infinitas, éramos como siete mujeres con ella en ese cuarto y todas pasaron por el interrogatorio, así era ella, parrandera y jodedora, había momentos donde podíamos ver esos destellos que nos recordaban que ella estaba con nosotros todavía, a pesar de las circunstancias.

Otro día, también posterior a un momento de "crisis" (convulsión) decidimos pintarle las uñas, ella estaba en una etapa en la que cuidaba todos los detalles, no podíamos salir con ella a una peluquería (cosa que llevábamos días intentando) entonces buscamos las pinturitas y manos a la obra, éramos Flory y yo (Floryzeth) a cada una le tocarían un pie y una mano respectivamente, escogimos los colores que más se le parecían, terminamos y ella seguía descansando, al despertarse se miraba las manos pero le daba como pena preguntar, así que le explicamos lo que hicimos, su primera impresión fue "gracias, pero ¿Quién me puso este pantalón que parece una iguana?" soltamos la carcajada, y me toco levantar la mano y asumir mi barranco, lo propuse por que a ella en el pasado le gustaba el fulano pantalón; era el momento de los vestidos, se los quería poner todos, solo le faltó uno, era muy lindo pero incómodo para cambiarla, así que cada vez que lo pedía le decíamos que luego, de resto se puso todos sus vestidos.

Hablando de detalles, le dijo un día  a Flory (Floryzeth) "mami quiero que mi cuarto este siempre bonito y oloroso, y yo siempre arreglada", al bañarla siempre pedía su respectiva crema y splash, hasta zarcillos llego a usar en esos días; seguía siendo una mujer con toda su coquetería, como todas necesitaba sentir el refuerzo positivo de su imagen, imagino que en su situación era la forma de no perder el control de ella, de lo que quería ser a pesar de todo.

Un día estaba triste, nada la calmaba, ya no sabíamos que hacer, ya le habíamos dado de todo para el dolor, llego Héctor (Alejandro) y se le ocurrió ponerle el cuenta y canta de Simón Díaz, él se quedó con ella en el cuarto y yo salí a la sala a desahogar, era difícil cuando se ponía incontenible, que se hace ante una situación así, solo acompañar, intentar, llorar y orar; de repente salió del cuarto a calmarnos, cada una llorando en su esquina, ya no está llorando, ¡está cantando!, recogimos las lágrimas y fuimos a verla, este sube y baja de emociones no era fácil de administrar, gracias a Dios pudimos sobrellevarlo en equipo, un paciente crónico necesita cuidados y atenciones, pero sobre todo mucho amor, sin ayuda no fuera sido posible.

De las anécdotas de los días finales está el tema de la playa y los girasoles, como siempre que planificábamos el viaje a la playa ella recaía, decidimos planificar ir a un lugar de descanso para compartir de una forma diferente, pensé en la posada el limón, por lo cerca y las condiciones, le mostré las fotos con computadora en mano y revisando el lugar las tres empezamos a hacer planes, esa noche nos acostamos pensando que esa era nuestra mejor alternativa, ya nos veíamos en ese viaje, ella nos llenaba de esperanzas, de fuerzas para seguir, era el mejor ejemplo para no desmayar, para no rendirse.

Lo de los girasoles paso porque un día cansada de no hacer nada mando a revolver la casa entera hasta que apareciera un florero que tenía guardado, para hacer un arreglo con un eucalipto que tenía guardado también, y un girasol, yo había salido y al regresar encontré el cuento y el florero con los eucaliptos esperando el girasol, buscamos, pero no conseguimos comprarlo, nos quedó pendiente.

lunes, 4 de diciembre de 2017

DESPEDIDAS 1



La tarea de asimilar las ausencias de quienes amamos no es fácil nunca, ni siquiera en el plano imaginario, sin embargo, a veces es mejor aceptar los inminentes desenlaces en las historias que construyen nuestra vida, ella se estaba despidiendo, poco a poco, sin darnos mucho detalle, y la vida misma como adivinando lo que venía nos estaba dando chance a nosotros y a ella que pudo reencontrarse y disfrutar con sus hijos, familia, primos, en fin, el regalo más preciado que Dios nos había dado era sin duda este tiempo.

En este tiempo pasaron cosas hermosas, sus planes eran testimonio de que su esperanza estaba viva; un día le dijo a Flory (Floryzeth) "mami nos vamos a ir a la playa juntas una semana y ya tú vas a ver que cuando me pongas en la arena yo voy a volver a caminar" su perseverancia y fe eran mayores a los de cualquier persona que yo había conocido.

Hubo días en los que en verdad creíamos que se levantaría de la cama sola, tenía tanta fuerza y determinación, otros días eran tristes, lloraba mucho, no quería estar sola y decía que su cuerpo estaba cansado y que ya era suficiente, lo que pasa es que en nuestro egoísmo humano muchas veces insistimos en mantener el cuerpo presente, así el espíritu tenga llamado a otro lugar, había también momentos de alegría, y lamentablemente también hubo otros episodios convulsivos, menos traumáticos, tan imperceptibles que solo los reconocíamos por dos o tres indicadores, había días en los que sentía mayor disposición y pasaba largos ratos en la sala echando cuentos y riendo, y otros días simplemente lo pasaba en el cuarto acostada y con suerte mirando algo de tv.

Un día mirando una película se le detonaron todos los miedos, comenzó a llorar imparable, " yo no me quiero morir"; esa película ocasionó, por cierto, más de una discusión y controversia, no todo el mundo tiene la sensibilidad para entender que un paciente oncológico es un vaso de cristal, vulnerable y con las emociones revueltas, ese día lloro muchísimo, mientras afuera discutían me quede unos minutos con ella consolándola un rato, hablamos un poco, me dio instrucciones que espero estar cumpliendo al pie de la letra, ella amaba a sus nietos, a todos, pero le toco vivir con mis hijos y estaba muy preocupada por Simón, "Cuídame a Simón, ¿tú sabes cuánto tiempo me queda?" quede paralizada y comencé a llorar también, eso solo lo sabe Dios, le dije, "Yo quisiera saber cuánto tiempo me queda", intente hacerle conversa de otra cosa mientras estábamos llorando las dos acostadas, el corazón tiene una fuerza que no conocemos sino cuando le toca ser probado, allí estaba ella en su situación y preocupada por mi Simón, después llegaron Flory (Floryzeth) y Héctor (Alejandro) y le pusieron música, para estos días esa fue la constante, música para todo, los favoritos eran Simón Díaz, Ilan, Dani Rivera, Celia, Ana Gabriel, ella tenía su repertorio.

Otro día posterior a uno de los episodios convulsivos después de la salida de la clínica, estaba yo como de costumbre cinco am en la cocina, y escucho una voz recia "quien anda allí", señores me cague, seguí en lo mío, picando una yuca, pero volví a escuchar "quien anda allí" solté el cuchillo, me asome cual película de terror en el cuarto de ella (junto a la cocina), y de vaina me desmaye, estaba casi sentada en la cama, prendí la luz y me dijo "¡ah! estoy en mi casa, ¿y esto que es?" tocando la manguerita del suero que colgaba desde arriba, le explique que el día anterior por no comer se le bajo la tensión y la glicemia y tuvimos que ponerle un suero por que no quería ni tomar agua (era embuste, pero una tiene que hacer lo que tiene que hacer), me miro con los ojos pelados como impresionada de lo que yo decía, " verdad, ay chica me estoy portando mal, ¿y mis hijos?”, están preocupados le dije, "claro, imagínate si estaba en ese plan,¡ ay qué pena!, pobrecitos mis muchachos" yo estaba que no me lo creía, y bueno me estaba volviendo experta en eso de decirle embustes, había cosas que ella no necesitaba saber, e incluso sabiéndolas no necesitaba conversar, ella era psicopedagoga, sabía lo que era una convulsión y los tipos de convulsiones, las de ella por cierto fueron todas diferentes.

Fueron muchas cosas en pocos días, cada una con una simbología específica, un día llamo a Héctor (Alejandro) porque quería comer torta, una con fresas, el hombre recorrió todo lo que estaba abierto a esa hora (por que las peticiones especiales eran en horas especiales) y le llevo una, y otras de chocolate, llego con la solicitada torta y ella la recibió, agradeció, comió un poquito y la tapo, yo que ya la conocía sabía que no le había "encantado" (como decía Rafa cuando algo no le gustaba), cuando nos quedamos solas le pregunte por la torta y me dijo " ay mi hijo me trajo la torta, pero no está sabrosa, no le digas nada, cuando se descuide te la llevas y te la comes" le dije, allá afuera hay de chocolate, me miro con la expresión que hacía para decir que si (pelando los ojos y moviendo las cejas), así que salí y volví al cuarto con la torta de chocolate, se comió la mitad y me dijo "esta si está sabrosa, ¿yo porque pedí de fresas? “nos reímos saque las tortas y la deje descansar.

Esos días se quejaba mucho de dolor de estómago y era difícil que comiera completo, lo que se quisiera comer era ganancia, le ofrecíamos de todo, dulces, comidas elaboradas, compradas, de todo, a veces teníamos éxito, esa era la victoria del día, aprendimos a vivir y celebrar las pequeñas victorias, después descubrimos que en este camino contra quien luchábamos ninguna victoria es pequeña.

PARA SIEMPRE

En el edificio hay lamentablemente, varios pacientes oncológicos una de las vecinas se acercó un par de días después de que ella fa...