miércoles, 13 de diciembre de 2017

EL FIN 2



El segundo día de la funeraria no fue muy diferente al primero, muchas visitas, mucha gente que la quería, familia, sus compañeros de trabajo y amigos, ya después de ese día era esperar el lunes para la cremación, pero además  faltaba algo, faltaba un deseo por cumplir, la playa, finalmente iríamos a la playa con ella de alguna forma, sus hijos estuvieron de acuerdo en dejarla libre, en cumplir su voluntad; Julia se encargaría de los detalles.

El lunes junto con algunos amigos cercanos de ella y la familia fuimos a la cremación, en algún momento llegue a pensar si de verdad ella estaría de acuerdo con todo aquello (cremarla), de repente en medio del silencio y mientras esperábamos que se la llevaran llego una muchacha, se bajó de un carro y por alguna razón le miré los zapatos, unos zapatos idénticos a sus zapatos favoritos (un modelo de zapato raro), no había duda ella estaba allí, estaba de acuerdo, Flory (Floryzeth), Julia y yo notamos el detalle de los zapatos, nos miramos unas a otras y sonreímos.

Se la llevaron, otro difícil momento, nos despedimos brevemente y la ingresaron a la cremación, esperábamos entre anécdotas y lágrimas de vez en cuando, era increíble estar allí, con ella, por ella, tan rápido, cuando semanas atrás hacíamos planes, quería rendirme, pero ella había luchado tanto que no podía hacerle eso, si algo había aprendido de esto era a luchar, a no rendirme, nos entregaron una cajita marrón, parecía casi imposible que fuera ella, llegamos y Flory (Floryzeth) y Héctor (Alejandro) fueron a una diligencia fuera de Maracay y al ellos regresar fuimos todos a comer, al entrar al lugar donde fuimos a comer lo primero que vimos fue unos girasoles enormes al final del salón, había códigos que quedarían para siempre como forma silenciosa de su presencia, ese era uno.

Comimos, la recordamos con anécdotas, se escaparon algunas otras lágrimas y volvimos a la casa, el martes seria la despedida final, casi la escuchaba  diciendo "Coño y entonces, hasta cuando me despiden, que ganas de sufrir coño" o quizás diría "estos Ñocoñoemadres como que si me querían" fuera como fuera, allí estábamos haciendo los arreglos finales para el gran día.

Nuevamente las explicaciones, Simón me pregunto que había en la caja misteriosa, ya él me había preguntado en la funeraria algo que me decía que mi hijo tenía una capacidad para entender procesos difíciles increíble, en la funeraria me pregunto " Mamá, ¿cómo va a llevarse Dios a mi abuela al cielo?" le explique lo filosófico/teológico, sin embargo, él esperaba la explicación física, al quedarme sin argumentos me dijo " yo lo que quiero es saber que va a pasar con el cuerpo de mi abuela mamá" preguntas difíciles en mi vida y esa, que podía decirle, bueno hijo, Dios hará todo lo que deba para llevarla al cielo, no te preocupes por eso, no me veía explicándole a un niño de siete años que además era mi hijo y nieto de la persona en cuestión, que a su abuela la incinerarían en un horno enorme y nos darían las cenizas en una cajita, definitivamente ese detalle no ocurriría.

Me quedaba todavía la pregunta del día, frente a todos Simón me pregunto "Mamá ¿que hay en esa caja?", coño, pero porque me tocaba siempre a mi responder las preguntas más difíciles, le dije que eran cosas para recordar a la abuela, Flory (Floryzeth) y Héctor Enrique me ayudaron y ampliaron la explicación.

Amaneció y agarramos camino, llegamos a la playa, Ocumare por su puesto, esperamos, hablamos, nos reímos, lloramos, y embarcamos una lancha que nos llevó a mar abierto, y allí fue libre para siempre, la playa, como ella quería, toda para ella, terminamos, cantaron algunas canciones, y volvimos para ir a la playa con los niños para terminar el proceso en alegría lo más que se pudiera, la playa estaba sola, era un asunto familiar, de alguna manera su profecía se había cumplido, no era precisamente caminar sobre la arena pero era cercano, al final de la tarde volvimos, llegar no fue sencillo, las ausencias son lo más difícil, más difícil que la perdida en sí, no deje de pensar que en algún momento la vería en la cocina o llegando del trabajo y saludándome " señora que hace, como le fue" pero así es este negocio del querer uno no se acostumbra a perder.

Vinieron más días, recuerdos, anécdotas y vendrán muchas más, porque el amor puede hacer que alguien sea eterno en el recuerdo, comencé a relatar todo esto para dejar testimonio para mis hijos de la fuerza y valentía de quien no perdió ninguna batalla, de quien ganó la vida eterna y nunca, nunca, nunca se rindió, solo queda la alegría de los recuerdos, seguir y batallar en su nombre y memoria, y como homenaje a ese amor enorme que nos quedo a quienes le sobrevivimos.

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