miércoles, 6 de diciembre de 2017

DESPEDIDAS 2



Había una constante en los días finales, el dolor, siempre sentía dolor de estómago, casi como si lo fuésemos acordado, guardábamos silencio y le atendíamos el malestar, ya no llamábamos al doc, resolvíamos con  buscapina, antiácidos, y protección del omeprazol  a primera hora, ella un día me dijo "fíjate bien, yo aquí pensando, con mi mente que solo sabe parir cáncer, no será que yo..." no la dejamos terminar, entre Flory y yo (Floryzeth) la convencimos que su malestar eran todas las medicinas y un agua de limón que venía tomando todos los días a petición propia, no fue fácil, ella presentía que algo no estaba bien, tuvo algunos episodios de vómitos, entonces ya sabíamos que la "cosa" seguramente estaba tomando terreno.

Sin embargo también hubo días muy alegres dentro de todo el contexto, uno en especial al salir de una de las "crisis" (convulsión) se despertó animada y jodedora (como era antes de todo esto) el tema del momento era mamar o no mamar, ella cuando alguien le desbordaba la paciencia lo mandaba a "mamarguevo", entonces el tema de ese día era preguntarle a quien llegara verla si le gustaba mamar o no, a la pobre Flory (Floryzeth) le hizo una de las de ella mandándole a preguntar a unas vecinas que habían llegado sobre el tema en cuestión " pregúntales, pregúntales" decía entre risas picaras, Flory (Floryzeth) paso de blanco hoja de papel a rojo tomate, y las carcajadas eran infinitas, éramos como siete mujeres con ella en ese cuarto y todas pasaron por el interrogatorio, así era ella, parrandera y jodedora, había momentos donde podíamos ver esos destellos que nos recordaban que ella estaba con nosotros todavía, a pesar de las circunstancias.

Otro día, también posterior a un momento de "crisis" (convulsión) decidimos pintarle las uñas, ella estaba en una etapa en la que cuidaba todos los detalles, no podíamos salir con ella a una peluquería (cosa que llevábamos días intentando) entonces buscamos las pinturitas y manos a la obra, éramos Flory y yo (Floryzeth) a cada una le tocarían un pie y una mano respectivamente, escogimos los colores que más se le parecían, terminamos y ella seguía descansando, al despertarse se miraba las manos pero le daba como pena preguntar, así que le explicamos lo que hicimos, su primera impresión fue "gracias, pero ¿Quién me puso este pantalón que parece una iguana?" soltamos la carcajada, y me toco levantar la mano y asumir mi barranco, lo propuse por que a ella en el pasado le gustaba el fulano pantalón; era el momento de los vestidos, se los quería poner todos, solo le faltó uno, era muy lindo pero incómodo para cambiarla, así que cada vez que lo pedía le decíamos que luego, de resto se puso todos sus vestidos.

Hablando de detalles, le dijo un día  a Flory (Floryzeth) "mami quiero que mi cuarto este siempre bonito y oloroso, y yo siempre arreglada", al bañarla siempre pedía su respectiva crema y splash, hasta zarcillos llego a usar en esos días; seguía siendo una mujer con toda su coquetería, como todas necesitaba sentir el refuerzo positivo de su imagen, imagino que en su situación era la forma de no perder el control de ella, de lo que quería ser a pesar de todo.

Un día estaba triste, nada la calmaba, ya no sabíamos que hacer, ya le habíamos dado de todo para el dolor, llego Héctor (Alejandro) y se le ocurrió ponerle el cuenta y canta de Simón Díaz, él se quedó con ella en el cuarto y yo salí a la sala a desahogar, era difícil cuando se ponía incontenible, que se hace ante una situación así, solo acompañar, intentar, llorar y orar; de repente salió del cuarto a calmarnos, cada una llorando en su esquina, ya no está llorando, ¡está cantando!, recogimos las lágrimas y fuimos a verla, este sube y baja de emociones no era fácil de administrar, gracias a Dios pudimos sobrellevarlo en equipo, un paciente crónico necesita cuidados y atenciones, pero sobre todo mucho amor, sin ayuda no fuera sido posible.

De las anécdotas de los días finales está el tema de la playa y los girasoles, como siempre que planificábamos el viaje a la playa ella recaía, decidimos planificar ir a un lugar de descanso para compartir de una forma diferente, pensé en la posada el limón, por lo cerca y las condiciones, le mostré las fotos con computadora en mano y revisando el lugar las tres empezamos a hacer planes, esa noche nos acostamos pensando que esa era nuestra mejor alternativa, ya nos veíamos en ese viaje, ella nos llenaba de esperanzas, de fuerzas para seguir, era el mejor ejemplo para no desmayar, para no rendirse.

Lo de los girasoles paso porque un día cansada de no hacer nada mando a revolver la casa entera hasta que apareciera un florero que tenía guardado, para hacer un arreglo con un eucalipto que tenía guardado también, y un girasol, yo había salido y al regresar encontré el cuento y el florero con los eucaliptos esperando el girasol, buscamos, pero no conseguimos comprarlo, nos quedó pendiente.

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