lunes, 4 de diciembre de 2017

DESPEDIDAS 1



La tarea de asimilar las ausencias de quienes amamos no es fácil nunca, ni siquiera en el plano imaginario, sin embargo, a veces es mejor aceptar los inminentes desenlaces en las historias que construyen nuestra vida, ella se estaba despidiendo, poco a poco, sin darnos mucho detalle, y la vida misma como adivinando lo que venía nos estaba dando chance a nosotros y a ella que pudo reencontrarse y disfrutar con sus hijos, familia, primos, en fin, el regalo más preciado que Dios nos había dado era sin duda este tiempo.

En este tiempo pasaron cosas hermosas, sus planes eran testimonio de que su esperanza estaba viva; un día le dijo a Flory (Floryzeth) "mami nos vamos a ir a la playa juntas una semana y ya tú vas a ver que cuando me pongas en la arena yo voy a volver a caminar" su perseverancia y fe eran mayores a los de cualquier persona que yo había conocido.

Hubo días en los que en verdad creíamos que se levantaría de la cama sola, tenía tanta fuerza y determinación, otros días eran tristes, lloraba mucho, no quería estar sola y decía que su cuerpo estaba cansado y que ya era suficiente, lo que pasa es que en nuestro egoísmo humano muchas veces insistimos en mantener el cuerpo presente, así el espíritu tenga llamado a otro lugar, había también momentos de alegría, y lamentablemente también hubo otros episodios convulsivos, menos traumáticos, tan imperceptibles que solo los reconocíamos por dos o tres indicadores, había días en los que sentía mayor disposición y pasaba largos ratos en la sala echando cuentos y riendo, y otros días simplemente lo pasaba en el cuarto acostada y con suerte mirando algo de tv.

Un día mirando una película se le detonaron todos los miedos, comenzó a llorar imparable, " yo no me quiero morir"; esa película ocasionó, por cierto, más de una discusión y controversia, no todo el mundo tiene la sensibilidad para entender que un paciente oncológico es un vaso de cristal, vulnerable y con las emociones revueltas, ese día lloro muchísimo, mientras afuera discutían me quede unos minutos con ella consolándola un rato, hablamos un poco, me dio instrucciones que espero estar cumpliendo al pie de la letra, ella amaba a sus nietos, a todos, pero le toco vivir con mis hijos y estaba muy preocupada por Simón, "Cuídame a Simón, ¿tú sabes cuánto tiempo me queda?" quede paralizada y comencé a llorar también, eso solo lo sabe Dios, le dije, "Yo quisiera saber cuánto tiempo me queda", intente hacerle conversa de otra cosa mientras estábamos llorando las dos acostadas, el corazón tiene una fuerza que no conocemos sino cuando le toca ser probado, allí estaba ella en su situación y preocupada por mi Simón, después llegaron Flory (Floryzeth) y Héctor (Alejandro) y le pusieron música, para estos días esa fue la constante, música para todo, los favoritos eran Simón Díaz, Ilan, Dani Rivera, Celia, Ana Gabriel, ella tenía su repertorio.

Otro día posterior a uno de los episodios convulsivos después de la salida de la clínica, estaba yo como de costumbre cinco am en la cocina, y escucho una voz recia "quien anda allí", señores me cague, seguí en lo mío, picando una yuca, pero volví a escuchar "quien anda allí" solté el cuchillo, me asome cual película de terror en el cuarto de ella (junto a la cocina), y de vaina me desmaye, estaba casi sentada en la cama, prendí la luz y me dijo "¡ah! estoy en mi casa, ¿y esto que es?" tocando la manguerita del suero que colgaba desde arriba, le explique que el día anterior por no comer se le bajo la tensión y la glicemia y tuvimos que ponerle un suero por que no quería ni tomar agua (era embuste, pero una tiene que hacer lo que tiene que hacer), me miro con los ojos pelados como impresionada de lo que yo decía, " verdad, ay chica me estoy portando mal, ¿y mis hijos?”, están preocupados le dije, "claro, imagínate si estaba en ese plan,¡ ay qué pena!, pobrecitos mis muchachos" yo estaba que no me lo creía, y bueno me estaba volviendo experta en eso de decirle embustes, había cosas que ella no necesitaba saber, e incluso sabiéndolas no necesitaba conversar, ella era psicopedagoga, sabía lo que era una convulsión y los tipos de convulsiones, las de ella por cierto fueron todas diferentes.

Fueron muchas cosas en pocos días, cada una con una simbología específica, un día llamo a Héctor (Alejandro) porque quería comer torta, una con fresas, el hombre recorrió todo lo que estaba abierto a esa hora (por que las peticiones especiales eran en horas especiales) y le llevo una, y otras de chocolate, llego con la solicitada torta y ella la recibió, agradeció, comió un poquito y la tapo, yo que ya la conocía sabía que no le había "encantado" (como decía Rafa cuando algo no le gustaba), cuando nos quedamos solas le pregunte por la torta y me dijo " ay mi hijo me trajo la torta, pero no está sabrosa, no le digas nada, cuando se descuide te la llevas y te la comes" le dije, allá afuera hay de chocolate, me miro con la expresión que hacía para decir que si (pelando los ojos y moviendo las cejas), así que salí y volví al cuarto con la torta de chocolate, se comió la mitad y me dijo "esta si está sabrosa, ¿yo porque pedí de fresas? “nos reímos saque las tortas y la deje descansar.

Esos días se quejaba mucho de dolor de estómago y era difícil que comiera completo, lo que se quisiera comer era ganancia, le ofrecíamos de todo, dulces, comidas elaboradas, compradas, de todo, a veces teníamos éxito, esa era la victoria del día, aprendimos a vivir y celebrar las pequeñas victorias, después descubrimos que en este camino contra quien luchábamos ninguna victoria es pequeña.

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