miércoles, 22 de noviembre de 2017

TIEMPO DE GRACIA 2


El día anterior a la llegada de Flory (Floryzeth) había ocurrido  algo difícil de asimilar, habíamos descubierto que faltaban ciertas cosas en la casa, cosas evidentes, comida, la señora se estaba llevando cosas de la casa, fue doloroso, sobre todo porque era alguien de su confianza, esperamos el día siguiente, (el día de la llegada de Flory y su mamá) espere que la señora llegara y se instalara, le pregunte tres cosas y no supo responder con coherencia, la deje sola en la cocina mientras Héctor (Alejandro) y yo nos encerrábamos con ella en el cuarto y le explicamos, la señora se tiene que ir, se están perdiendo cosas, su cara fue de decepción, de dolor, era terrible pensar que alguien podría aprovecharse de la situación para hacer una cosa así; ella misma desde su cama (ya en este punto tenia movilidad reducida, sin embargo todavía caminaba) la mando a llamar y la despacho, solo logre escuchar " y si se siente muy mal váyase de una vez", bajo la situación que fuera no quebraba, siempre con la guardia en alto.

Llego Evelyn, y unas horas más tarde llego el resto de las esperadas, todas al verla se impactaron, una cosa es conversar con alguien por teléfono y otra verle en vivo y en directo, ver que había que asistirle para levantarse y desplazarse, fue un momento difícil para ellas, pero nada empaño la alegría, no se lo podía creer, su "niña" con más de quince años fuera del país vino a verla, a verla a ella, fue un día muy lindo.

Los días siguientes fueron de adaptación, de ponerse al día y de buscarle la vuelta a la cosa, ya no había quien ayudara en las cosas de la casa, aquí me plantee seriamente pedir las "vacaciones", mis vacaciones son un tema particular, nunca las he solicitado para vacacionar, siempre ha sido para resolver emergencias familiares, esta no era la excepción, necesitaba unos días, para apoyar y también para compartir.

A los días llegó Héctor Enrique, con toda la familia, niños, esposa, papá, todos, ella estaba que no se lo podía creer, me dijo, esto parece una navidad, todos mis hijos juntos, casi todos mis nietos juntos, (faltaban los de Flory, y Luis Alberto, su esposo) recordaron cuentos, se rieron, estaban alegres, entonces decidimos salir todos en cambote, queríamos ir a la playa, pero pensamos en que el viaje podría resultarle pesado, queríamos que disfrutara, no que se sintiera mal, estábamos cuadrando una silla de ruedas para ayudarnos en el traslado ya lo habíamos conversado con ella, asustados de su reacción, pero todo había salido mejor de lo esperado.


Decidimos ir a trincheras, ella quería volver, había ido con unas amigas antes y había regresado encantada; justo al momento de salir llego la silla de ruedas que estábamos esperando, Julia nos ayudó en la diligencia, era su amiga, siempre estuvo para todo, entonces fue subirse al bus que nos haría el traslado y subir la silla de una vez, ya en esta etapa no le provocaba comer mucho, era selectiva, entonces aprovechábamos cuando sentía hambre para complacerle los gustos, sin embargo algunas veces comía un poquito y después no quería mas, se agotaba con facilidad, pero hacia su mayor intento por integrarse y compartir.

Ella disfrutó esos días, fue bonito verle tan feliz, Flory (Floryzeth) y yo hacíamos desayunos para un batallón, en realidad todas las comidas eran para muchísimos, ya  faltaba poco para el próximo examen (resonancia) y la nueva consulta, mientras se distraía con sus hijos y casi todos sus nietos, tres días de felicidad, se le acostaban en la cama como cuando estaban pequeños, la felicidad.

Se fueron, Héctor Enrique prometió volver pronto (en quince días) y ella quedo contenta con sus muchachos, creo que siempre estaba contenta con ellos, siempre hablaba de sus deudas como madre, me decía a veces "Mi hijo (Héctor Enrique) fuera sido más feliz si yo lo fuese apoyado en su sueño, el quería ser mecánico, pero yo quería más para él, estudio ajuro algo que no quería y que no ejerció ni va a ejercer nunca, eso no se le hace a un hijo oíste" y así muchas otras cosas, espero que en esas conversas que se echaban cuando él se le acostaba en el cuarto hayan resuelto esos nudos, las madres siempre sentimos culpa, por todo y por nada, y al final lo resumimos como ella decía "yo solo quería que el fuera feliz", la felicidad, tremendo tema, ella era intuitiva, era certera, me dejaba loca con las cosas que a pesar de su condición podía entender y expresar.

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