DÍA 9

Teníamos rato sin ir a buscar medicinas, así que cuando fuimos habían cambiado algunas cosas, la "gocha" ya no estaba, la habían cambiado de dirección, ahora había otra gente, amables y atentos pero otra gente al fin, nos querían devolver por una copia, faltaba una copia de cédula, entonces le dije que yo buscaba donde sacarla, fui al circulo militar que nos quedaba al frente y así resolvimos.


Ese día fue bonito, sentíamos la victoria cerca, solo faltaba una, salimos de allí rapidito, como se sentía animada aprovechamos y nos escapamos al centro comercial del locatel, fuimos caminando, estaba de excelente humor y actitud, allí hay varias tiendas, de cerámicas, de cositas del hogar, ella estaba muy pendiente de las cosas de la casa, siempre quería comprar algo para ponerla bonita, hay una colección de juegos de baño, le encantaban, así los tuviéramos que cambiar casi cada dos días (puros hombres, mangueras locas), se enamoró de dos o tres cosas, compramos unas, y copiamos el detalle de otras ella se me acercaba y me decía "foto graba, foto graba" para que después replicáramos alguna cosa o decoración en la casa.

Llegamos a la casa cansadas pero felices, ella se quedó descansando y yo volví a salir a una reunión del trabajo, ella siempre me preguntaba si no me traía problemas en el trabajo ese "nuevo" horario mío mosaico y loco, la verdad quede mal un par de veces, pero lo volvería a hacer, ella me necesitaba, no podía dejar de pensar en las veces que dejo sus propias responsabilidades por echarme una mano, como cuando me dieron reposo absoluto con la barriga de Simón en los últimos dos meses, o cuando estaba recién cesareada las dos veces, o cuando me hospitalizaban a alguno de los niños, o en una simple fiebre o malestar de alguno, incluso la que me enseño lo de la percusión en la espalda para Simón (asmático como su papá) fue ella, " Mira pones la mano así, el muchacho asao y le das hasta que cuentes cien, después de eso si le pones el inhalador"

Me tocaba por muchas razones estar para ella, éramos panitas, más allá de suegra-nuera, y hasta para eso, las veces que todo marchaba medio choreto con su hijo me defendía a mí, me daba la razón en gran parte de las veces, eso sí, nunca dejando en mal a su hijo, sus hijos eran sus hijos, quizás en la crianza de sus hijos fue severa, pero en diez años juntas JAMÁS le escuche un reclamo, una mala palabra, una mala manera de hablar o referirse a sus hijos, para ella eran perfectos, como toda buena madre siempre hablaba de ellos con orgullo, algunas veces con nostalgia por cosas del pasado " yo hice, yo deje de hacer, yo debí hacer", me aconsejaba en mis confrontaciones con mi mamá, me decía " Esa es tu mamá, hoy, mañana y pasado lo va a seguir siendo, y allá al final del camino ella siempre va a estar, te acordaras de mi" aunque sus predicciones no siempre se dieron,  tuvo la intención de suavizar algunos lados arrugados de la cosa.

En fin, que ese fin de semana ya estábamos celebrando, faltaba tan poco, los exámenes, las medicinas y nos fuimos a entrompar la novena, "Con una mano en la cintura" y muertas de la risa, con chocolates, donas, y pasticho de berenjenas, ese día fuimos con unos panitas que en su negocio tenían esa especialidad; salimos de la quimio ese día con el mandado listo, medio tu sabes porque se le caería el pelo otra vez pero pa lante, y así fue el muy ingrato cabello al segundo día comenzó a caer.

Entonces volvimos con Ingrid ( la peluquera estrella del primer corte colectivo) a solucionar el "tema", es que no habían pasado cinco días y ya los cabellos rodaban por los suelos, por supuesto, yo incapaz de hacer algún comentario, hasta que ella ese día me dijo" Mira chica ese poco de pelos, ya está bueno, eso da pena, vámonos a donde Ingrid" (muerta de la risa), esta vez era algo cotidiano, algo "necesario" no era motivo de llanto ni vergüenza, ella me preguntaba echa la loca " tú te vas a dejar esos pelos trasquilados, No te los piensas dejar crecer?", Yo me hacia la loca, yo dije hasta el final y lo cumpliría.