miércoles, 8 de noviembre de 2017

DÍA 8


Todo estaba planeado, llego el día, Rafa se había estado sintiendo maluco, fiebre y tos, la noche anterior habíamos salido al médico y estaba de reposo (otra vez) la noche fue difícil, fiebre cada tres a cuatro horas, trasnochados, así mismo se fueron, si, era la última y yo tenía que faltar, llegaron tarde, como cuarenta minutos una hora más tarde, el doc los regaño, estaba bien bravo me dijeron, después cuando se le paso la bravura ella le explico que su nieto había estado enfermito y que por eso habían llegado tarde, paralelamente a esto le estábamos haciendo estudios a Rafael, pruebas y exámenes descartando algunas enfermedades, buscando luces que nos llevaran al porqué de tanta recurrencia con hospitalizaciones y malestares.

El doctor se ablando un poquito y hasta le pregunto cómo seguía Rafa, ella llevo las cosas que le cocine para el compartir, era la última sesión, llevo algunas cosas dulces y saladas para la celebración del día, ese día fue muy parecido a los anteriores, salieron tarde, con orden de exámenes bajo el brazo y esta vez comieron en casa.

quince o veinte días después volvimos para el chequeo de rutina, llevamos los exámenes, donde sabíamos ya que algo no estaba del todo bien, el CA 125 había salido unos diez puntos sobre el limite debido, sin embargo fuimos tranquilos, esperando las orientaciones, el doc recomendó dos más, ella enseguida se desanimó un poco, pero el doc con muchísima pedagogía y habilidad le dijo que era mejor eso que someterla a otros exámenes invasivos o incluso una nueva operación, no muy contenta, pero más tranquila acepto.

Nosotros estábamos contrariados, habíamos celebrado la octava como el final, y resultaba que había más, por suerte era el mismo tratamiento, nos quedaban dos filtros del paquete aquel que le había enviado Flory, cuadramos pronto la búsqueda, ella siempre decía cuando la llamaban para preguntarle, Julia, Yamila, Petra "Yo ya no tengo cáncer, esas son unas células jodedoras que se las dan de cómicas, pero con estas dos salimos de eso"

Preparo todo para que entre una y otra fecha le diera chance de ir a la playa, adoraba el mar, no le gustaba Choroni, para ir a la playa tenía que ser Ocumare, la ciénaga, Cata, Cuyagua, cualquiera menos Choroni.

Se fue a su playa con sus compinchas, disfruto un montón, llego echando los cuentos de la gente que le fumaba cerca y  le daba ganas de vomitar, ella había dejado de fumar para la operación y nunca más fumo, recuerdo que en la primera cita con el oncólogo él le dijo que no sintiera culpa que eso simplemente paso, que el cigarrillo aunque malo, no fue el culpable de su situación, pero que sin embargo él estaba contento de ese regalo que se había dado a ella misma (dejar de fumar).

No mentiré, sentí mucho miedo de estas siguientes dos, recordaba la segunda biopsia y la palabrita terrible (metastasico) pero ella (que no sabía nada) tenía tanta esperanza, estaba tan animada, que le quitaba a uno las ganas de rendirse, por favor, trabajaba, limpiaba en casa, jugaba con los nietos, fiesteaba, era una persona normal, más allá del cabello que perdería nuevamente en los siguientes dos ciclos ella tenía una vida "normal", con un ritmo más bajo quizás pero con sesenta y cinco años tenía demasiada energía.

Sus hijos estaban pendiente y la llamaban, entonces ella decía " no les quiero decir a Flory ni a Héctor Enrique, pero les voy a tener que contar, porque se me va a volver a caer el cabello y en las fotos van a empezar con la preguntadera" la llamaban y se ponía como una niña chiquita, no les quería contar, pero era necesario, según ella ellos no sabían, pero cada vez que surgía una noticia nueva le decía a Héctor Alejandro, papá de Simón y Rafael, (su hijo menor y el único que vivía con ella) hay que avisarle a tus hermanos, entonces todos sabían, siempre sabían, solo que ella pensaba que les daba las primicias, pero procurábamos mantener el flujo de la información al día, era importante tanto para lo bueno como para lo no tan bueno.

Ese día les conto a ambos (Floryzeth y Héctor Enrique), que faltaban dos más, lo explicaba diciendo que era el remate, "para salir de esto de una vez" ella nunca perdió la fe, también yo estaba experimentando un llamado de fe que me fortalecía para afrontar todo lo que estaba pasando, no era fácil, en el mismo año los operaron a ella y a Rafa, luego las quimios, las rutinas diarias, los niños, el trabajo (aunque mi jefe tuvo una especial piedad con mi situación y fue muy paciente, gracias) nos repusimos, y seguíamos batallando, faltaban dos más, así que no podíamos perder el impulso, el cabello volvería a crecer, y todo seguiría como si nada, como hasta ahora, verla tan animada nos espantaba los miedos, fue aquí donde aprendimos a nunca rendirnos.

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