Ahora sí, se venía la cuarta quimio, fuimos por las
medicinas un jueves, nos fuimos con nuestra cava, el hielo, y el desayuno bajo
el brazo, llegamos y había una cantidad de gente impresionante, no sabía que
había tantos pacientes oncológicos en Maracay, quedamos de número sesenta y
tres, sabíamos que era para rato, había gente joven, en especial una muchacha,
Luisa, ella estaba esperando, yo pensé que acompañaba a alguien como yo, pero
en realidad ella era la paciente, estaba buscando su segunda quimio, hacia dos
días le habían puesto la primera, nos enteramos de todo eso porque se empezó a
sentir mal, se desmayó, y estaba solita, de unos veinticinco años, entre todos
la auxiliamos, le compre caramelos, la acostaron en un banco, llamaron a los
paramédicos y a su esposo que estaba trabajando, Luisa también tenía cáncer de
ovario, igual que su mamá, con ella nos enteramos del precio de los fulanos filtros
de taxol, para ese entonces eran veinte mil bolívares cada uno, un realero para
el momento; Nosotros teníamos los filtros porque Flory (Floryzeth) hizo maromas
y los envió de fuera, pudo comprar un paquete que traía doce, le devolvimos al
doc los que nos había prestado para las primeras dos y los demás quedaban para
las ocho que tenía pautadas ella, entonces, y ante la situación de la muchacha
ella le pidió el número telefónico, lo anoto en un papelito y lo guardo.
Le despacharon a Luisa, llego el esposo, la parapetearon y
se fue, nos quedamos conversando, me dijo "Que vaina vale, mira esa
muchachita y con esto, y solita sin nadie que la acompañe en estos trámites"
después me dijo "No le dije nada de los filtros porque no sé si los pueda
llegar a necesitar, ¡espero que no! suficiente con esas ocho, con eso salgo de
esto" y es que ella no perdía la esperanza, estaba convencida que
erradicaríamos la enfermedad por completo.
Nos terminaron despachando a las dos y media, y bueno, tuve
un accidente femenino de tanta espera, no salí suficientemente preparada para
pasar tanto rato fuera y la toalla que tenía no aguantó, entonces la
"gocha" solidariamente me presto una para cambiarme y salir de allí
medianamente decente, me cambie y llamamos al taxi que nos estaba haciendo la
vuelta, hoy no había paseo, directo a la casa, con aquella pena, llegamos y a
descansar un rato, cambiarme y comprar comida, porque después de ese maratón ni
hablar de cocinar, compre una pizza, comimos y descanse media hora para ir por
los niños ella se quedó descansando.
Al llegar por los niños la maestra me dijo que Rafa estaba
raro, que no había querido comer bien, (síntoma de alerta), al llegar fue
pegarse al baño, estaba claro que había comido algo indebido, (mientras no
vomitara todo estaba bajo control), parece que me había escuchado, empezó a
vomitar a las dos horas de haber llegado, así que hubo que salir al médico con
el niño, dejarla con simón y llamar al papa en el camino para vernos en la
clínica, rx, exámenes y lo ingresaron, estaríamos allí todo el fin de semana,
el colon inflamado, se quedaba papá en la noche para yo arreglar todo en casa y
llevar a simón a la escuela, ella toda preocupada (como siempre) ayudo esta vez
encargándose de simón, buscarlo a la escuela, hacer las tareas, etc, en otra
oportunidad se fuese sembrado en la clínica conmigo.
Nos fuimos de alta el lunes, con tratamiento para la casa,
después de peleas con el seguro, la clínica y demás, el niño estaba de reposo y
la quimio era el martes, sería la primera que me perdería, ¿quién llenaría de
preguntas al doctor ahora?, bueno, pero no se podía estar en dos lugares a la
vez, se fueron esa mañana y yo me quede en la casa con la bisabuela, ella
estaba pasando unos días en casa para cuidar de su "niña", imagínate
una señora de ochenta años cuidando a una de sesenta y pico, ¿quién cuidaba a quién?,
estaba al pendiente por teléfono, les escribía a cada rato para saber cómo
estaba todo, llegaron y todo se dio según lo previsto a las tres y media
aproximadamente estaban saliendo.
Era verla e imaginar que ella no tenía nada, estaba tan
fuerte, con tanta energía, activa, a los dos días después de esta quimio (la
cuarta) se fue con Julia (su panita) y sus compinchas a la playa fue ida por
vuelta, pero igual disfruto un montón, al llegar se encontró a las vecinas
chismosas del edificio, las recibió con un "Hola buenos días, estoy
recibiendo quimio, pero estoy divina, mírame vengo llegando de la playa, es más
si no me faltara el cabello ni se enterarían que estoy recibiendo quimio"
la cara de las doñas era todo un acontecimiento, es que se lo merecían, algunas
eran malucas y preguntaban por ella solo por chisme, nunca de buena manera,
nunca la fueron a visitar, me abordaban en el ascensor delante de los niños,
eran malas, no todas, pero ella sabía por qué las trataba como las trataba,
después de treinta años siendo vecinas ella sabía quién era quien, subió muerta
de la risa echando el cuento, era de carácter fuerte pero a la vez muy risueña,
jodedora y muy astuta, aprendí mucho de muchas cosas con ella.
Teníamos todos los formatos para la siguiente quimio y para
los exámenes, los exámenes eran lo único que ella hacia sola, se tomaba la
muestra y nosotros recogíamos los resultados ya lo veíamos con naturalidad,
todos retomábamos poco a poco nuestras agendas.
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