domingo, 12 de noviembre de 2017

DÍA 2 LA RADIOTERAPIA



Al día siguiente me sacudí el miedo y las tristezas, me levanté a las cinco y comencé a hacer desayuno y té (estábamos dejando el café) no podía ser un lamento ir a la radio, después de todo ella nos ayudaría a vencer nuevamente, me arregle como si fuera a un lugar bonito de paseo (sin maquillarme por la hora) agarre el bolso, mi solución 0.9, mis jeringas, mi dexametasona y la fui a levantar, pero ya estaba despierta, se puso una ropa al descuido y le dije, no señor quejeso la misma camisita del otro día, no señor a ponerse bonita, me miró con la cara que ponía cuando la regañaban y me soltó un "tú si jodes" fue y se cambió, y es que para cualquiera es una tontería, pero ya lo había dicho su oncólogo tratante, 50% es el tratamiento clínico y 50 % el estado de ánimo, cuando nos deprimimos nuestras defensas bajan, y por consiguiente nuestro sistema inmunológico se vuelve más vulnerable, entonces aunque pareciera una tontería no lo era; solo le recordaba que aun tenia fuerza y que aquí nadie se había rendido.


Lo crean o no funcionó, desde ese día su actitud fue otra, actitud de ganadora, de dar la pelea; llegamos sin miedo hicimos nuestra rutina, anotarse, esperar, comer, hablar, reírse y luego salir, ese día llamamos a Gaby y nos fue a buscar, todo fue mucho más rápido, ya conocíamos a algunas chicas del club, todas juraban nuevamente que era mi mamá, ya ni lo aclaraba, nos reíamos, nos mirábamos y seguíamos la conversación, y como todo había de todo, algunos pacientes más fuertes que otros, había como tres o cuatro de su misma condición (MT cerebral) algunos más optimistas que otros, pero todos con esperanza, con vida, que bonito estar vivo, que bonito poder caminar, entendía poco a poco la vida y sus misterios.


Decidimos hacer un seguimiento de una foto diaria para la familia, una foto alegres, celebrando la vida, una foto que les dijera a los que estaban lejos (Floryzeth, Héctor Enrique, Evelyn) que estaba todo ok, que estábamos "haciendo la tarea", que no nos rendíamos.


Salimos ese día pensando en el día siguiente, "mañana traemos té de durazno" me dijo; llegamos y seguimos haciendo planes, ya teníamos lista una escapada, ella tenía movilidad reducida, caminaba como le decía yo, paso tun tun, ¡pero caminaba!, entonces pensábamos, vamos para este sitio o aquel, calculando lo cómodo y viable en función de la fuerza o no que tuviese que hacer para desplazarse, caminábamos juntas, le servía de apoyo y bastón humano, de otra manera fuese sido muy duro, no la imaginaba con un bastón, estábamos hablando de una mujer que todavía estaba "dura" nada que ver con ese tipo de artefactos, además nos sentíamos más seguras así apoyándose conmigo.


Llegamos a la casa y había un problema que resolver, se le había tapado la vía, llamamos a Gabriela (no la Gaby de la señora Fátima, esta era otra) que era vecina y enfermera, y ella nos ayudó, la verdad siempre nos ayudaba, yo la asistía y los demás miraban (Héctor Alejandro , Simón y Rafa) lo resolvíamos algunas veces más rápido que otras, esa vez fue rápido gracias a Dios, pasa que las venas de un paciente oncológico son muy delicadas y entonces teníamos que tomarla con un jelco amarillo (los que se usan para bebes) y le duraban tres a cinco días máximo, Gabriela hacia el procedimiento y le ponía el medicamento de una vez, ya la siguiente dosis se la ponía yo, entonces Héctor (Alejandro) le dijo, mamá estoy viendo todo para aprender y poder ponerte el tratamiento yo también, ella lo miró con agradecimiento, pero al salir todos del cuarto me agarro por un brazo y me dijo "mira bien, mi hijo quiere ayudar, pero no se te ocurra dejarlo que me ponga nada, él es bueno pero es muy ordinario, me las pones tú oíste” nos echamos a reír y lo cuadramos así.

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