miércoles, 29 de noviembre de 2017

DESAFÍOS 3




No era fácil confiar, entonces la manteníamos acompañada siempre; era jueves, Simón no tuvo clases,  Flory (Floryzeth) y Héctor (Alejandro) tenían que ir a caracas para una diligencia del pasaporte de Flory (Floryzeth), entonces les pedí que se lo llevaran, se fueron casi de madrugada los tres, yo me quede con Rafa y la abuela, para poder llevar a Rafa a la escuela hable en la noche con la señora Fátima (la vecina) para que me hiciera el favor de quedarse con ella los diez minutos que tardaría en ir a llevar al niño y regresar, ella llego tempranito con un jugo bajo el brazo (atenta como siempre), las deje conversando y me fui a llevar a Rafa, volví y ya se había tomado el jugo, le di las medicinas y un pancito y se volvió  a acostar, dormía mucho en ese entonces, pasaba mucho rato acostada.


Le daba una "vuelta” cada media hora, me fui a la sala a trabajar más cerca de su cuarto, todo tranquilo, todo normal; hasta las diez y cuarenta aproximadamente, me asome y la vi acurrucada, despierta, y con una mano doblada, (temblando por dentro) le pregunte ¿todo bien?, ella me miro y me dijo con voz fuerte y clara "quiero ir al baño", intente levantarla, aun tenia fuerzas pero ella insistió que "así no", fui por la silla de ruedas, la logre sentar en la silla, fuimos al baño, logro sentarse y la ayude a levantarse (en este punto ya estaba fría al tacto, y se estaba quejando), fuimos al cuarto y al acostarla me costó más, ya le temblaba una pierna y un brazo ( el derecho) solo decía que no, según opinión de los expertos las convulsiones crean "aura", que no es más que el anuncio de una convulsión por ocurrir, entonces corrí a la puerta pegue las llaves y le escribí a Gabriela ( la enfermera) mientras preparaba todo, no pasaron dos minutos y ella llego, hicimos todo el protocolo, pasaron cinco minutos, luego diez, luego quince, ¡no paraban!, pedí tanto ese día, no sé ni cómo, entre llanto y acción la intentábamos reanimar, no respondía a su nombre, no reaccionaba, ya habían transcurrido más de veinticinco minutos y aun convulsionaba; decidí escribirle a Héctor (Alejandro), gracias a dios venían cerca y en diez minutos llegaron, buscaron a Rafa de una vez, entonces comenzamos a preparar todo para salir con ella a una clínica, llegó la ambulancia y los paramédicos, la estabilizaron y salimos, nunca antes en la vida había dejado a mis hijos con alguien que no fuera su abuela, papa o tía, esta vez toco dejarlos con la señora Fátima, mientras Carla llegaba, salimos y llegamos directo al hospital de clínicas las delicias, la ingresaron.


Cables, maquinas, mas cables, monitores, oxígeno, era una escena fuerte, difícil, ella continuaba sin respuesta de ningún tipo, debió ser ingresada en terapia intensiva por su estado pero no había "cupo" así que tenía un espacio en observación acondicionado para todos los efectos; llego el internista (un señor mayor, muy especialista y muy duro al hablar también) le explico la situación a Héctor (Alejandro) y le dijo, "despídanse es difícil que supere esta situación", justo en ese momento nos asomábamos Flory (Floryzeth) y yo, de la nada apareció mi compadre y hermano en cristo Darwin, los habíamos llamado para que se quedaran con los niños en la casa pero ellos llegaron a la clínica (gracias a Dios), era un pasillo largo, como de unos quince metros o más, al final veíamos a Héctor (Alejandro) hablando con el internista, nos llamó una por una, primero fue Flory (Floryzeth) él le explicaba algo y ella lloraba y la besaba entre cables, a los minutos fue Darwin a buscarla y pase yo, escuche atenta, lo que me explicaba "si esto de aquí baja, la van a reanimar solo una vez, si no responde la van a dejar tranquila, es nuestro momento de despedirnos", nada en el mundo me había dolido tanto, tan profundo como esas palabras, allí en una clínica llena de cables, ¿Por qué?, ¿Por qué así?, no podía pensar, casi ni respirar, las lágrimas me ahogaban, salimos y afuera estaba mi comadre Yaireth con el niño, ellos nos habían ido a apoyar en oración, era lo único que nos quedaba en ese momento, no teníamos fuerzas  para orar pero ellos sí, y con cada palabra las lágrimas se apaciguaban, fueron unos veinte minutos o más.


Afuera en la sala de espera cerca de nosotros había una familia, con un familiar grave, había superado el cáncer, y estaba ingresado por una herida de bala, en los minutos en los que orábamos recibieron la noticia de la muerte del señor, fue duro escucharlos y no sentirnos reflejados, sin embargo  conseguimos calma, fue una noche difícil, ella aun no reaccionaba, cerca de la media noche o quizás mas tarde ella empezó a responder mínimamente.


Llego Julia con Amarilys, entraron, le hablaron, se fue y luego volvió con un tarro enorme de helado y unos pañales, recibir esos pañales me dolio en el corazón, esperabamos que solo fuera algo circunstancial, me abrazo, conversamos brevemente y después se despidió hasta el siguiente día.

En la madrugada se despertó, aquello fue una fiesta, era complejo, no estaba muy consiente pero estaba ¡viva!, todas las palabras del internista habían quedado sin efecto, no me importaba su opinión, esa alegría no pensaba colegiarla con ninguna opinión medica, fue una sensación que jamás había sentido, nos abrazamos esperanzados, al rato de la celebración llego Héctor Enrique, él tenía planeado venir de visita, no se le dijo nada para que viajara tranquilo, al llegar a Maracay le explicarían como llegar a la clínica.


Ya para cuando el había llegado (cinco a seis de la mañana) ella estaba más consiente, y lo reconocía, a todos, estábamos en plena alegría, ella al verse los monitores y  sin mucha coordinación aun solo alcanzaba a decirme " ¿un infarto?, ¿por qué?", como buscando explicación de por qué estaba allí y que le había pasado, el médico residente (mucho más humano que el internista) le explico con una sutileza de la cual le estaré agradecida siempre, que ella estaba allí recuperándose y que no le había dado un infarto, se quedó más tranquila, y comenzamos Flory (Floryzeth) y Yo a impacientarnos por cambiarla de ropa y "adecentarla" debo decir con dolor que no todas las enfermeras se portaron como debían, pero hubo tres o cuatro que valían por todo el resto, ellos nos explicaron el asunto de cambiarla, bañarla en cama y vestirla, casi como un anuncio de que era eso lo que venía.


Ella al pasar de las horas estaba más lucida, era impresionante su fuerza, sus ganas de vivir, en la mañana siendo las ocho a nueve llego Evelyn y la Abuela Olga ( su mama), aun había cierto riesgo pero lo más difícil había pasado, venia revisión de un neurocirujano, unos exámenes y nos darían instrucciones, era viernes, estábamos seguros que ese día no habría alta, todos nos dividimos las tareas, Flory (Floryzeth) y Héctor Enrique se encargaban de que comiera y estaban pendientes de cualquier cosa que surgiera, Héctor (Alejandro) se encargaba de lo administrativo, el seguro y las medicinas,  yo de los insumos, y entenderme con los doctores, después de todo había sido su acompañante y tenía un poco más de información de su caso, y con mi carpeta lomo ancho para todos lados tenia a disposición informes y explicaciones, todos hicimos equipo y todo estaba marchando bien, el neurocirujano hablo con la familia y explico la situación, debíamos esperar los exámenes que harían el mismo viernes y contrastar con la última resonancia para tomar decisiones, agradecidos y alegres llevamos el proceso.


Así fue, en la noche del viernes teníamos los resultados casi como si se tratara de algo que podíamos entender estábamos Flory (Floryzeth) y yo tomadas de la mano escuchando la explicación y mirando el monitor de un pc mientras el neuro hablaba, eran buenas noticias, no había más "lesiones" (tumores), la radioterapia había reducido las lesiones existentes, no había nada que comprometiera otras áreas del cerebro, casi de forma inmediata nos abrazamos, él nos dio unas indicaciones, cambio los anticonvulsivos y dio el alta por la parte neurológica, fue otra fiesta más, esa noche con ella más consciente nos reíamos de los chistes y las echaderas de perros entre enfermeras y doctores, era tan surrealista estar en el mismo lugar que una noche antes y reír en lugar de llorar, así era la lección para aprender la vida era ganar y perder, reír y llorar.

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